• Sábado, 19 de Mar 2022
  • Por: Jorge Ávila

La historia del casete

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Lou Ottens, ingeniero holandés, fue el inventor de las cintas de casette en 1962 cuándo trabajaba para Philips, En 1963 el formato se hacía público introduciéndolo al mercado a través de la feria Berlin Radio Show (hoy conocida como IFA)

Un año después se empezó a vender en toda Europa y para 1969 ya circulaba en Estados Unidos, un lugar clave para la explosión de esta tecnología, fundamental para impulsar la cultura de la época.

La creación tuvo un salto de calidad cuando en 1971 se empezó a fabricar una variante que reducía los ruidos con una cinta de dióxido de cromo y se convirtió en un objeto popular cuando en 1974 la empresa japonesa Maxell lanzó los cassettes con cinta virgen.

Los usuarios ahora podían grabar ellos su propia música: copiar álbumes completos, crear una compilado propio y hasta dejar registro de la voz propia a través de las grabadoras caseras. El cassette era un mundo de posibilidades en donde el oyente decidía. Entre los 70 y los 80, los cassettes reinaban en el mundo de la música. A diferencia de los discos de vinilo, eran fuertes y compactos. Podían viajar en mochilas y bolsillos para compartirse.

Y podían adaptarse a los gustos del usuario, que creaban, en forma de cassette compilado, las pioneras de las actuales listas de reproducción. La firma norteamericana Dolby trabajó en la reducción de ruidos y, en 1978, se crearon las cintas de partícula metálica pura, un avance que lograba conservar la calidad de sonido sin alteraciones por décadas.

Apenas un año después, otro avance tecnológico vinculado al cassette revolucionó la forma de escuchar música. El 1 de julio de 1979 nació el walkman, un reproductor portátil de pilas que permitía una costumbre que continúa hasta nuestros días: escuchar música en la calle , en el transporte público o en una sala de espera y de forma individual, gracias al uso de auriculares.


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