E l pasado miércoles 6 de agosto tuve la oportunidad de asistir, por tercer año consecutivo, al AWS Summit Ciudad de México. Este evento, organizado anualmente por Amazon Web Services en diferentes ciudades del mundo, es el más importante de su categoría en México y reúne a miles de profesionales, empresas y entusiastas de la tecnología en un solo lugar.
Cada edición tiene matices diferentes, aunque también conserva esa esencia que lo hace tan especial: innovación, aprendizaje y comunidad. En esta ocasión quiero compartirte cómo viví el AWS Summit 2025, qué encontré de nuevo y por qué sigue siendo una cita obligada para quienes trabajamos en el mundo tecnológico.
Aunque el evento lleve el nombre de Amazon, no tiene nada que ver con las entregas de paquetes o la tienda en línea que todos conocemos. El AWS Summit está completamente enfocado en tecnología, especialmente en el desarrollo e infraestructura que ofrece Amazon Web Services: desde almacenamiento en la nube y bases de datos, hasta inteligencia artificial, análisis de datos y arquitecturas escalables.
Es un evento pensado para quienes trabajamos en el mundo tecnológico. La dinámica siempre empieza con un preregistro que se abre entre tres y cuatro meses antes, totalmente gratuito. Este año, por ejemplo, el registro se cerró más o menos una semana antes del evento, porque los lugares se llenaron rápido. Aun así, normalmente hay bastante margen para inscribirse.
No tengo la cifra exacta de cuántas personas asistimos, pero por la magnitud y el movimiento que se siente, deben ser varios miles. El lugar estaba lleno, y eso que el recinto —el Centro Citibanamex— es enorme. Sé que hay casos en los que uno puede registrarse el mismo día, pero sinceramente es como jugar a la suerte: puedes encontrar un lugar… o quedarte fuera.
En mi caso, el viaje comenzó desde Tlaxcala. No estamos tan lejos de la Ciudad de México, pero sí lo suficiente como para que haya que planear bien el traslado. En un estado como el mío estamos acostumbrados a recorridos cortos, pero en esta ocasión, el tráfico de la capital jugó en nuestra contra: salimos alrededor de las 5:45 de la mañana y llegamos casi a las 10:00. El ingreso oficial era de 8:00 a 9:00 y algunas conferencias comenzaban a las 10:00, así que llegamos con el tiempo justo.
No fui solo: viajamos un grupo de alrededor de 12 compañeros de trabajo, entre desarrolladores y especialistas en infraestructura. Algunos, como yo, ya hemos ido tres o cuatro veces; para otros, era la primera. Esa mezcla de experiencia y novedad hizo que el trayecto estuviera lleno de pláticas y expectativas.
Al llegar al Centro Citibanamex, lo primero fue ir por nuestros gafetes. Es importante llevar una identificación con fotografía (INE o pasaporte), porque sin ella no te lo entregan. En caso de no tenerla, te envían a otra área para un proceso adicional antes de que puedan dártelo.
El registro fue rápido: presentas tu código QR, lo escanean y en cuestión de segundos imprimen tu gafete. Lo único que puede demorar es la fila, pero incluso con mucha gente, el flujo avanza bastante bien.
Con gafete en mano y después de cruzar el control de acceso, lo primero que ves no es la gran zona central, sino unos pasillos no tan grandes que funcionan como una antesala. Allí ya empiezas a ver gente caminando en todas direcciones, conversando y revisando la agenda del día.
Después de avanzar un poco, llegas a la zona principal, donde realmente se aprecia la magnitud del evento: pantallas LED gigantes, stands de empresas, zonas interactivas y el ir y venir de miles de personas. El ambiente es vibrante, con música de fondo y un flujo constante hacia las conferencias, talleres y área de expositores.
Como cada año, había café y agua disponibles para todos los asistentes, pero esta vez no había nada más. En otras ediciones, solían dar galletas, panqués o pan dulce, pero en esta ocasión no vi nada de eso. Lo malo es que no había desayunado bien pensando que encontraría algo, y aunque había puestos para comprar comida, cuando me acerqué ya prácticamente no quedaba nada más que frituras y botanas, así que no fue una opción para mí.
En nuestro caso, por haber llegado justo a la hora, no tuvimos tiempo de explorar mucho antes de que comenzaran las primeras conferencias que nos interesaban. Así que, sin más, nos dirigimos a nuestra primera sesión del día.
Con un café en la mano, comenzamos a recorrer los stands de los patrocinadores. Como cada año, había una mezcla de demostraciones técnicas, presentaciones de nuevos servicios y, por supuesto, la clásica búsqueda de souvenirs: calcomanías, playeras, pines y toda clase de artículos promocionales que podías conseguir mientras conversabas y conocías sus productos.
Mientras esperábamos la conferencia magistral, el ambiente era dinámico: gente probando demos en vivo, charlando con ingenieros de las empresas presentes y explorando las oportunidades que cada stand ofrecía.
A las 11:00 llegó el momento de la conferencia principal, a cargo de Raúl Frías, Head of Enterprise Solutions Architecture en AWS. Raúl lidera un equipo de arquitectos de soluciones enfocados en acelerar la adopción de la nube y la inteligencia artificial para generar resultados de negocio. Fue el primer empleado de Amazon contratado en México y el primer arquitecto de soluciones hispanohablante nativo en AWS, con más de 12 años en la compañía y experiencia liderando equipos en mercados tanto públicos como privados.
La charla estuvo muy enfocada en celebrar el décimo aniversario de las operaciones de AWS en México, repasando logros, aprendizajes y casos de éxito. Además, estuvo acompañado por dos invitados especiales: Carlos López Moctezuma, Director General de BanCoppel y Servicios Financieros Grupo Coppel, quien habló sobre cómo su empresa está migrando a la nube con AWS, y Rafael Ochoa Auerbach, Director Corporativo de Servicios Diagnósticos en Hospital Ángeles Health System, quien compartió cómo la tecnología en la nube está transformando los servicios de salud en su institución.
Tras la conferencia magistral, seguimos viendo stands hasta que llegó el momento de mi primera charla temática del día, enfocada en la nueva Región AWS México (Central), ubicada en Querétaro. Esta nueva región cuenta con tres zonas de disponibilidad independientes, lo que permite arquitecturas más robustas, tolerantes a fallos y con muy baja latencia.
Se destacó que forma parte de una inversión de 5 mil millones de dólares en México a lo largo de 15 años, con un impacto estimado de más de 10 mil millones de dólares al PIB nacional y la generación de unos 7 000 empleos anuales. Otro punto clave fue la mejora en la conexión directa con carriers, lo que reduce la latencia entre servidores y beneficia a las empresas que operan en el país.
Fue una charla muy completa y, aunque estaba algo retirada del recinto principal, valió totalmente la pena por lo que representa para el futuro tecnológico de México.
Al terminar, nos dirigimos a la zona de lunch, pero antes pasamos a canjear el regalo que daban por visitar stands. La elección era entre una libreta pequeña o un soporte en forma de anillo para el celular; yo elegí el anillo.
La comida se entregaba en box lunch con tres opciones de sándwich o baguette: pollo, queso con jamón o vegetariano (pimientos y champiñones). Todos incluían refresco, bolsa de papas fritas y un brownie bastante dulce pero rico. Yo tenía tanta hambre que tomé dos: uno de queso con jamón y otro de pollo. Lo bueno es que se podía repetir, así que todos salimos satisfechos.
Con el estómago lleno, seguimos explorando el evento y preparándonos para las conferencias de la tarde.
Durante la tarde, estuve acompañado de mi equipo, aunque gran parte del tiempo la pasé con mi amigo y socio Ulises, con quien siempre es un gusto conversar. Sabe de muchos temas, compartimos experiencias, opiniones y, como él dice, “tiramos facts”.
En el recorrido saludé también a mi amiga Lili de MongoDB y a otras caras conocidas, antes de entrar a la gran zona de conferencias. Este espacio contaba con varios escenarios simultáneos identificados por colores, cada uno con su propia agenda.
Este año, cerca del 80 % de las charlas trataban sobre inteligencia artificial, destacando Amazon Bedrock y Amazon Q Developer. Este último es el nuevo asistente de código con IA que genera funciones completas, ayuda a depurar errores y propone buenas prácticas. Se presentó el caso de Aeroméxico, que lo utiliza para desarrollar más rápido, reducir errores y optimizar procesos internos.
Asistí a tres conferencias con un hilo común: cómo la IA puede ayudarte a programar mejor, automatizar tareas y adoptar mejores prácticas de desarrollo. Cada una tuvo una duración aproximada de una hora, con un breve espacio de unos 10 minutos entre ellas para refrescarse, estirarse un poco y, claro, aprovechar para ir al baño antes de la siguiente sesión.
La última conferencia, a las 5:30 p.m., trató sobre cómo integrar inteligencia artificial en aplicaciones usando tecnologías de AWS. Después vino el happy hour, con bocadillos y bebidas como vino tinto, vino blanco y cerveza. Yo, que no puedo tomar alcohol por ahora, me quedé con agua y refresco, pero igual disfruté del ambiente y las charlas relajadas.
Salimos entre las 6:30 y 7:00 p.m., enfrentándonos a un tráfico pesado que nos tomó casi cinco horas para llegar a Tlaxcala, poco antes de la medianoche.
Aun con ese final agotador, el evento valió la pena. Creo que cada vez hay más asistentes y, en consecuencia, menos control, y que la calidad ha bajado un poco respecto a ediciones anteriores. Aun así, queda claro que la inteligencia artificial es la reina del momento y que su presencia marcará el futuro de la tecnología en los próximos años.